viernes, 13 de abril de 2012

¿Sabías que un alimento típico manchego pudiera tener más de 4000 años?


El queso manchego. Desde la Edad del Bronce (2200-1500 a. de C.), la ganadería constituyó un pilar fundamental en la economía de la zona. Los rebaños de ovejas y cabras debieron ser mayoritarios dentro de la cabaña ganadera, desarrollándose la explotación de productos como la lana y la leche. El pastor del Bronce manchego vivió en asentamientos conocidos con el nombre de motillas. La más famosa es la Motilla del Azuer aunque hay más en toda la geografía manchega como la de Las Cañas que se encuentra dentro del Parque Nacional de Las Tablas.

La elaboración del queso queda atestiguada por la presencia de queseras. Su forma, características tecnológicas y los estudios etnoarqueológicos que se han efectuado les han atribuido la función de vasijas para la elaboración de queso. La explotación de la ganadería debió constituir un pilar básico entonces y continuará siéndolo a lo largo de la historia.

No sabemos si aquella oveja era la misma que la de hoy. Pero sí que un proceso de domesticación y adaptación a la llanura manchega daría como consecuencia una raza singular que conocemos como oveja manchega. Los frecuentes desplazamientos de ganados en busca de pasto contribuyeron a la difusión y conocimiento de la ciencia quesera hasta llegar a un tipo de ovino que por las cualidades de su leche el hombre decidió conservar hasta la fecha de hoy sin mezclarlo con ninguna otra raza.

En el Museo conservamos restos de una quesera en la planta del semisótano dedicada a las culturas más antiguas.

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